Sobre los años 80, recién salidos de la era franquista y motivado principalmente por la compra del célebre cuadro “Pescadoras valencianas” de Joaquín Sorolla por parte de la Diputación, este hubo que ser instalado en un despacho por parte de los técnicos en el campo de la Restauración. Apreciándose inmediatamente, que las distintas obras de Arte de la Institución, eran instaladas sobre radiadores de calefacción, en lugares de tránsito sin ninguna protección, en paredes donde incidía el Sol, en consecuencia la proliferación de los rayos ultravioletas de manera dilatada afectando a la película pictórica, etc. etc. es decir, instaladas en espacios no aptos para la Conservación de las mismas. Esperemos no ocurra lo mismo y no se vistan con cuadros.
Por tal motivo, a través de la presentación del correspondiente informe, donde se incidía en la precariedad de las estancias, ya que en ningún caso cumplía con los baremos mínimos de humedad y temperatura, que ya en el Museo de BBAA motivó el cese de algún Director, estancias que albergaban obras tan importantes como “Pescadoras Valencians”, El Crit del Palleter, el último día de Sagunto de Fco. Domingo, etc, etc. fueron trasladas a espacios mucho más estables y seguros donde las salas cumplen un mínimo de condiciones, como son los propios Museos.
Pero esto parece ser que ya no les importa a los responsables del Patrimonio Valenciano, y parece ser que en el caso de Sorolla todavía menos. Nos preguntamos: ¿tal vez el único mal que ha hecho Sorolla a Valencia ha sido haber nacido aquí?.
Se imaginan que hubiera nacido en Madrid o Barcelona, Sevilla, Cantábria o más al norte, ¿París?
Seguro que estas cosas no le ocurrirían, máxime cuando Londres está recociendo a nuestro gran pintor esta semana a través de un gran antológica.
Sra. Catalá, aquel extraordinario proyecto que nació de su departamento, de instalar la Sede o Museo Sorolla, junto a toda esa extraordinaria corriente llamada de los “sorollistas” o incluso para ser más impactante el Museo, que el mismo, se centrara en un periodo de esplendor como lo fue el s. XIX, donde se encontraron además de él, el más grande escultor D. José Benlliure y el gran novelista Vt. Blasco Ibáñez, que juntos los 3 marcaron un periodo extraordinario en la historia de Valencia, le adelanto que la visitarían muchas más personas y el número de visitantes subiría como la espuma, algo que sigue preocupando a los distintos Museos.
Tal vez debería el pueblo valenciano aprovechar estas oportunidades. No deje que estos nefastos visionarios culturales sigan destrozando los espacios y las personas que forman parte de la memoria colectiva de un Pueblo. Valencia.
Y Uds. energúmenos que distorsionan nuestra historia y nuestra cultura, con el objetivo de destruirla para instalar sus “caprichitos” intelectuales grafiteros, aquellos que tanto promocionaron para destrozar nuestro Centro Histórico, gracias a nuestro “mesinfotismo” se les termina el tiempo.
Como dijo Kafka: “Lo importante es transformar la pasión en carácter.”
Ya n´hi ha prou
S. G. Unió i Germania
Imagen: El grito del Palleter, 1884, Joaquín Sorollla. Diputació de Valéncia.